La Independencia Mexicana
El 16 de septiembre es un día muy importante para los mexicanos así como el 4 de julio lo es para los norteamericanos. A comparación de la gran fiesta de independencia de los gringos, las celebraciones de la independencia mexicana comienzan un día antes: el 15 de septiembre y con el “Grito de Dolores.”
Aunque el grito se lleva a cabo a la media noche, o sea el 16 de septiembre, los mexicanos se reúnen horas antes para celebrar a lo grande. El zócalo en la Ciudad de México se llena de colorido, puestos de comida, música, y patriotismo. El 16 de septiembre no se trabaja y la gente festeja el día descansando, disfrutando de unos buenos tequilas, y admirando el gran desfile militar.
Para todos los paisanos residentes en los Estados Unidos, celebrar la independencia de México no solo es parte del orgullo mexicano sino también algo nostálgico al celebrar nuestra independencia en un país ajeno.
Como inmigrantes, legales e ilegales, celebramos la independencia de México reuniéndonos en ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Albuquerque, Chicago, Houston, y muchas otras. El 15 de septiembre, todos por una noche somos iguales, no hay diferencias de clases, ni de estado, o de preferencia política; el de la gran ciudad se une con el del pueblo y el rancho, no hay diferencias de raza (sí dentro del ser mexicano, también existe el racismo hacia los indígenas) y ni diferencias religiosas o sexuales. Todos por una noche somos compatriotas, nacidos en la tierra del nopal y el águila, donde el Azteca construyó sus pirámides, y donde los revolucionarios derramaron su sangre por la libertad en contra del la gran España.
Los que somos inmigrantes legales celebramos con orgullo con los que somos inmigrantes ilegales. No hay diferencias, aunque sabemos que los que somos inmigrantes legales, podemos viajar a nuestra patria y regresar cuando queramos, mientras los que somos ilegales, aunque podemos viajar a nuestra patria, sabemos que el regresar quizá no sea posible. Y si lo es, entonces llega a convertirse en un juego lleno de azar, peligro, e incertidumbre.
Los que somos inmigrantes en los Estados Unidos celebramos la independencia de nuestro país con orgullo, celebramos con orgullo y al mismo tiempo con nostalgia, nostalgia por nuestra tierra, nuestra gente, nuestra comida, nuestros bailes, nuestras tradiciones, y nuestra libertad. Pero lo más hermoso de todo es que por una noche todos, pero todos como mexicanos, nos unimos a celebrar nuestro orgullo mexicano sin importar en que creemos, como somos, o como le hacemos para ganarnos la vida en esta “Tierra de la Libertad.”Mexican Independence
September 16 is a very important day for Mexican people, just like July 4 is important to American people. One difference between Mexican Independence and American Independence is that the Mexican festivities start a day before, on September 15 with the “Calling of Dolores.”
Even though the traditional “grito” takes place at midnight, meaning on September 16, Mexican people get together many hours before to celebrate with gusto. The Zócalo, main plaza in downtown Mexico City, is transformed into a colorful place filled with music, food and patriotism. People don’t work on September 16 instead they rest and celebrate with good tequila while watching the Mexican military parade.
For all Mexican residents living in the United States, celebrating Mexican Independence is not only part of being proud but also an issue of nostalgia because we celebrate the independence of our country in a foreign land.
We immigrants, legal and illegal, celebrate Mexican Independence as we gather in different cities around the country, cities like Los Angeles, San Francisco, Albuquerque, Chicago, Houston, and many others. On September 15 we are all the same; there are no differences of class, or state, or political differences. The ones from the city unite with the one from the small town; there are no race differences (yes, there is racism and discrimination against the indigenous Mexican people), and there are no religious or sexual differences either. All of us, for one single night are united because we were born in the land of the cactus and the eagle, where the Aztecs built their pyramids, and where the revolutionaries spilled their blood for independence against Spain.
As legal immigrants, we celebrate with pride with those of us who are illegal immigrants. There are no differences even though we know that as legal immigrants, we can travel to our country of origin and come back whenever we want to, while those of us who are illegal immigrants know we can travel back to our land but coming back isn’t really a possibility. And if it is, the trip becomes a dangerous, unknown, and full of fear game.
Those of us who are immigrants in the United States celebrate the independence of our country with pride; we celebrate with pride and nostalgia at the same time, nostalgia for our land, for our people, for our food, our dances, our traditions, and our liberty. But the most beautiful thing of all is that we all, for one single night, all of us as Mexican people, get together and unite to celebrate our Mexican pride without caring what each of us believes, how each of us is, and how each of us struggles to survive in this “Land of the Free.”